Educación sostenible

¿Debe el sistema educativo informar sobre la crisis climática o debe también fomentar la movilización y el activismo en torno a la misma?

Cristina Villafuerte Jiménez

Una buena educación medioambiental es uno de los deseos de más de uno y dos adolescentes. En mi experiencia personal, he sido afortunada porque siempre han tratado de inculcarme valores relacionados con esta, tanto en mi casa como en los colegios por los que he pasado. No solamente con el típico “recicla”, sino dando importancia a la crisis que estamos viviendo y valor al papel que las nuevas generaciones tomaremos al respecto, invitándome a razonar y pensar sobre las claras consecuencias que tendría no hacer nada. 

Muchas veces, profesores y directores de los centros educativos en los que he estado se tomaron la molestia de hacer talleres de concienciación a través de asignaturas como biología, pero…

¿Es realmente esto suficiente? ¿Ocurre en todos los centros educativos y siempre se le ofrece información de calidad al alumnado?

Sinceramente, y ateniéndonos a la realidad, no. Depende de la buena voluntad de los profesores cuando no hay ningún tipo de estructura dentro del sistema educativo que facilite este tipo de educación. Mi suerte podrían tenerla otros, pero el problema es que nos enfrentamos a una crisis medioambiental que no necesita suerte: necesita acción y esta debe de ser inmediata.

Los adolescentes llevamos años pidiendo que se trate la emergencia medioambiental como lo que es, una emergencia, y que la información que nos llega sea de una fuente lo más fiable posible. Es por ello que muchos reclamamos no sólo más talleres de concienciación, sino que el sistema educativo sea el encargado de hacernos llegar la misma información a todos para poder elaborar una solución viable al respecto, o al menos, colaborar para que las consecuencias de esta emergencia no incrementen.

La realidad a la que nos enfrentamos si el sistema educativo no se hace cargo de educarnos a los jóvenes y a las nuevas generaciones sobre la crisis climática es devastadora. Desde grandes sequías hasta la extinción y migración de especies de todo el mundo. La información, datos y concienciación en esta materia es clave para frenar la emergencia climática a la que todos nos estamos enfrentando. Es necesario que los adultos generen respuestas serias y viables para que los jóvenes podamos guiarnos de alguna manera. 

¿Cómo es posible que nadie haga nada si suena alarmante?

En realidad sí se están tomando medidas, como la famosa Cumbre del Clima, una reunión protagonizada por representantes de todos los países del mundo para debatir cuestiones medioambientales desde 1972, donde toman decisiones para un cierto periodo de tiempo con la finalidad de frenar la crisis climática y minimizar sus efectos. También encontramos iniciativas desde el Gobierno de España, que incentiva el uso de las energías verdes a través de placas solares o lleva a cabo proyectos para la reducción de la huella de carbono. Pero realmente aquí falta algo, la clave de que todos estos problemas tengan solución es la educación, esa es la llave mágica.

Como decía anteriormente, al menos en España, no parece haber una estructura en el sistema educativo que cubra este ámbito tan importante. Realmente parecen pocos los países que se toman en serio este tipo de educación y la llevan a cabo en profundidad, como lo hace el sistema de educación nórdico. Este engloba países europeos como son Finlandia, Islandia, Suecia o Dinamarca, cuyos colegios públicos incluyen entre sus asignaturas una dedicada al medioambiente desde los años 80 e insertan la conservación del medio ambiente en el resto de materias desde los 90.

Sigue haciendo falta que este tipo de asignaturas lleguen a todos los países del mundo para que las consecuencias del cambio climático no aumenten cuando las nuevas generaciones tengamos que coger el relevo. Si queremos un cambio real, necesitamos que comience ahí, en el sistema educativo, planteando medidas y cambios fijos y funcionales en su estructura.

Para los jóvenes, las medidas tomadas no solo parecen insuficientes: son procesos demasiado lentos, con medidas lentas y aplicaciones lentas. 

Eso es algo obvio, reclamamos a menudo la existencia de más información fiable y que llegue desde el sistema educativo. Como ya he mencionado, existen países donde esta educación se ha hecho posible y real. Hablando en términos generales, en Europa estamos bastante concienciados con el tema y contamos con países que se preocupan por buscar soluciones, cuyas poblaciones, aunque puedan carecer de una educación ambiental tan avanzada como en los países nórdicos, están bastante concienciadas.

Pero ¿y si miramos fuera de las fronteras europeas? ¿Cómo llevan a cabo la educación ambiental? ¿Qué encontraremos? Nos desplazamos hasta Japón, en cuyas aulas se incentiva desde 2006 la educación medioambiental de una manera muy curiosa: a través de la protección de bosques y la reforestación. Se trata de cumplir una serie de objetivos, como ayudar a la concienciación de las nuevas generaciones desde pequeños para que cada uno ponga su granito de arena a ayudar a la biodiversidad plantando árboles cerca de sus centros educativos o en zonas deforestadas por alguna catástrofe.

Esta se lleva a cabo en 5 pasos, en función del curso:

  • En la etapa infantil, las actividades van dirigidas a la observación del entorno natural.
  • En el primer ciclo de primaria comienzan a experimentar, plantando y dando información básica.
  • Los dos siguientes ciclos de primaria se basan en la comprensión de la interacción humano – naturaleza.
  • En secundaria comienzan a plantear a los alumnos juicios individuales sobre cuestiones medioambientales
  • En bachillerato, los alumnos trabajan juntos entre varios centros con el fin de conocer el entorno ambiental y se pone el foco en la necesidad de trabajar desde ahora por un futuro más sostenible.

Es un buen momento para plantearse si estas medidas son o no cuestión de dinero, ya que hemos hablado de un modelo de educación que sería conveniente seguir, pero estos vienen de países del primer mundo con bastantes recursos económicos. Nos desplazamos entonces a países con menos riqueza económica, como son países de América del Sur, para observar diferencias. Aquí vemos que la educación medioambiental llega gracias a la “Red de Formación Ambiental para América Latina y el Caribe” coordinada por el programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (UNEP).

¿Por qué entonces, si en España estamos tan concienciados, no recibimos esta educación?

En nuestro país no hay, ni en primaria ni en secundaria, ninguna asignatura relacionada al tema. Si es cierto que encontramos un Plan de Acción de Educación Ambiental para la Sostenibilidad (PAEAS) recogido en un documento oficial presentado el pasado 16 de diciembre. Investigando sobre él en la página del Gobierno de España, se encuentra una serie de propuestas variadas y encontramos respecto al sistema educativo “la incorporación de la Educación Ambiental para la Sostenibilidad en los proyectos educativos de los centros, recogiéndose un elemento en la norma que permite trabajar la sostenibilidad en las relaciones con el entorno cercano al centro escolar.”

Es una propuesta que está ahí, pero está tardando demasiado en llevarse a cabo teniendo en cuenta que otros países del primer mundo e incluso algunos del tercer mundo nos llevan años de ventaja. Lo “excelente”, por así decirlo, sería el acceso a una educación medioambiental como es planteada en el sistema de los países nórdicos, ya que cuando los jóvenes hacemos referencia a una educación medioambiental nos imaginamos algo muy similar a ella.

Para finalizar, me gustaría ofrecer mi opinión sobre el tema, aunque me gustaría decir que esta opinión no me pertenece única y exclusivamente a mí, puesto que durante los últimos años ha habido multitud de manifestaciones para que los líderes mundiales hagan algo al respecto. Me gustaría usarla como eco de la juventud y que sea recibida como una llamada para que todas las personas adultas nos escuchen y puedan empezar o continuar haciendo algo al respecto, para que cuando nuestra generación crezca, tenga una base donde trabajar y mejorar la educación y respuestas al cambio climático.

Me gustaría tener la posibilidad de acceder, aunque fuera de manera voluntaria, a una asignatura donde se tratara la crisis climática con profundidad, nos dieran datos y nos hicieran pensar sobre las consecuencias que tendría no hacer nada al respecto. Que nos animen a buscar soluciones y conocer todas las propuestas que actualmente se llevan a cabo, para que nosotros podamos ayudar a mejorarlas y así, de una vez por todas, todas las generaciones podamos tener conocimientos sobre el tema y trabajar juntos por un bien común: frenar esta emergencia climática.

Sobre el autor

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Soy una chica de 16 años dispuesta a perseguir sus sueños hasta alcanzarlos. Mi pasión: debatir. Mi sueño: llegar a cambiar las cosas. Mi gasolina: la gente a la que amo.
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