Emergencia climática

El modelo de producción y consumo mayoritario, ¿es compatible con la respuesta a la crisis climática?

Annie Cabrera Girón

El siglo XXI está determinado por una sociedad consumista adentrada en el capitalismo y la satisfacción individual. Pero, ¿cómo repercute este tipo de conciencia en el medio ambiente? Nuestra forma de producción y consumo mayoritario está posicionada en contra de favorecer una respuesta a la crisis climática.

Vivimos en un planeta capaz de proporcionarnos recursos limitados, sin embargo, nuestras demandas son ilimitadas. Consumimos mucho más de lo que nuestro planeta es capaz de proveer. Según datos recogidos por Greenpeace, necesitaríamos tres planetas para suplir la actual demanda global de todo tipo de productos. 

Las causas de este problema provienen del deseo de los oferentes de obtener mayores beneficios de forma inmediata reduciendo los costes de producción. También la publicidad consumista que anima a través de eventos anuales como el día del padre, el black Friday o la vuelta al cole, a consumir ya que “es una oportunidad”.

Como ejemplo de la consecuencia medioambiental del consumismo en España, sólo la producción, el embalaje y el transporte de todos los productos que se compraron en Madrid durante el Black Friday de 2019 fueron responsables del 1,7% de las emisiones anuales de la ciudad. Esas emisiones serían equivalentes al carbono almacenado en 211 hectáreas de bosque templado, o se corresponderían con que cada habitante del planeta hubiese deforestado 4 m2 de bosque templado. 

A esto hay que sumar el impacto climático de la obsolescencia programada de las máquinas (como los electrodomésticos), y los efectos de la globalización o las modas como incitadores de consumo. Ambos consiguen sumar a que el medio ambiente sufra terribles consecuencias.

Más consecuencias ecológicas del consumismo y la producción capitalista son la pérdida de biodiversidad, las precarias condiciones de vida de las poblaciones productoras, la contaminación del aire y del suelo, la excesiva extracción de materias primas, disminución de la cantidad y calidad del agua…

Y, ¿por qué?

Desde mi punto de vista, como ciudadana de un país europeo, considero que vivo en una sociedad basada en la inmediatez. Todo lo queremos aquí y ahora, sin tener que esperar y sin importar cuáles hayan sido los costes para obtener el resultado final de un producto.

Un ejemplo de esto es la fast fashion con marcas como Shein, una multinacional que crece con rapidez debido a la increíble demanda de sus productos. Ofrece ropa de moda a un precio excesivamente barato atrayendo la atención del consumidor. Además, mucha de la ropa ofrecida es una copia de grandes marcas, pretendiendo sorprender al consumidor por lo que puede obtener y a qué precio: la ropa de las grandes marcas totalmente asequible.

El consumismo es fruto del sistema actual de producción y publicidad, lo único que proporciona son los factores perfectos para el aumento de la crisis climática actual.

¿Hay realmente solución?

Como conclusión, o cambiamos nuestra forma de producción y consumo, o nuestro planeta nos mostrará a las malas la ruina a la que le llevamos sometiendo por décadas. Ahí será cuando nos demos cuenta de la irreversibilidad del problema y la emergencia climática será el principio del fin. Un fin que ha sido anticipado por cientos de científicos alrededor del mundo y advertido a los gobiernos, al que se ha hecho oídos sordos porque reducir los daños ecológicos ahora parece más costoso a corto plazo que quedarnos sin futuro.

Solo así conseguiremos reinventarnos y poner en marcha un sistema nuevo y saludable: necesitamos madurar y crear nuevos hábitos, aprender a reutilizar y no consumir constantemente a nuestro antojo. Innovar enfocándonos en cuidar de nuestro planeta, crear vínculos con él y con la lucha global frente a esta crisis. Apoyar acciones que promuevan la creación de una red de producción que apueste por la inversión en recursos ecológicos y que cuide del proceso de producción, al igual que a todos los trabajadores que formen parte de él.

La concienciación de la sociedad es clave para hacer funcionar un sistema donde el consumismo sea parte del pasado y la visión ecológica una prioridad, el futuro. Los jóvenes somos el punto de inflexión decisivo para poner en marcha una nueva era capaz de demostrar lo que nos importa, cuidar de nuestro planeta y crear una red de producción y consumo sostenible.

Sobre el autor

Artículos

Tengo 17 años y soy de Madrid, pero mitad hondureña porque toda mi familia materna es de ahí. Me gusta mucho la música en todos sus ámbitos, como cantar, tocar la guitarra y bailar. También los idiomas, experimentar cosas nuevas y viajar. Siempre he sido muy consciente del cambio climático y la importancia de la concienciación para conseguir un cambio, por eso intento aportar mi granito de arena.
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