Nohaila Triate Hichou
Nos han robado los sueños
Creo que no hace falta explicar todo el daño causado en nuestro planeta y cómo el cambio climático es un problema del ahora. Estamos buscando soluciones, mejoras y nuevas formas de vida para poder recuperar lo que hemos perdido generación tras generación, o al menos para poder permanecer en nuestro planeta a nuevas generaciones.
El hecho de tomar el control de nuestra vida y elegir las decisiones que nos van a permitir tener sueños, no debería tener un nombre ni estar clasificado. Podemos llamarnos activistas, ecologistas, naturalistas… o simplemente humanos luchando por seguir soñando. Buscar cambios y dar la cara a los problemas no debe estar sujeto a edad ni nombre, simplemente a una decisión.
Una de las personas más reconocidas dentro de esta decisión de cambio es Greta Thunberg. Con ella como referencia podemos ver cómo ni la edad, ni la nacionalidad, ni el idioma, ni la identidad perturban el deseo de cambio.
- Pueden ser cambios internos: Greta persuadió a sus padres para que adoptaran varias opciones de estilo de vida para reducir su propia huella de carbono, incluido renunciar a viajar en avión y no comer carne.
- Pueden ser cambios externos: su demanda fue que el gobierno sueco redujera las emisiones de carbono con base en lo establecido en el Acuerdo de París, por lo que decidió protestar sentándose en las afueras del Riksdag todos los días durante la jornada escolar, junto con un cartel que decía ”huelga escolar por el clima”.

La cuestión de esto es, ¿Greta fue primero una persona con sueños o activista?
Una breve introducción al activismo en caso de no conocerlo. El activismo es la dedicación intensa a alguna línea de acción en la vida pública, ya sea en el campo social, en lo político, en lo ecológico, en lo religioso u otro. También se entiende por activismo la estimación primordial de la acción, en contraposición al quietismo.
Un activista medioambiental es una persona responsable que es consciente del impacto que sus acciones tienen para el planeta, y aboga por la implementación de métodos sostenibles y respetuosos con el entorno.
Dejando de lado la parte teórica vamos a centrarnos en nuestro problema. Sí, nuestro. Porque no es mío, ni tuyo, ni de él. Es de todos nosotros: jóvenes, mayores e incluso los más pequeños. Estos últimos también sienten la responsabilidad, se ha comprobado en una entrevista de la Universidad de Bath (Reino Unido) en la que el 59% de 10.000 niños se sentían de «muy preocupados» a «extremadamente preocupados» mostrando claros síntomas de ansiedad por la emergencia climática.
Para conocer más sobre lo que ocurre en cuanto al cambio climático, las razones que lo causan pueden ser quemar combustibles fósiles, vertederos de basura, desmonte de tierras y bosques, agricultura, construcción… creo que ya os vais haciendo una idea. No es un problema puntual, sino más bien una gran cantidad de problemas que al juntarse generan uno aún más grande, en este caso el cambio climático.
Justo para enfrentar esa crisis debemos de tener la curiosidad de saber y conocer lo que ocurre a nuestro alrededor. Entre las soluciones que podemos dar o que se están dando podríamos identificar dos tipos que, uniéndose, pueden detener el problema ambiental:
- Por un lado, está el poder como individuo. Generar cambios motivados porque, si cada vez vamos peor, eso significa que no tenemos la oportunidad de tener sueños. Que nuestros sueños estén escapando no depende solo de otras personas, también depende de nosotros. Nosotros somos los que debemos, queremos, buscamos y soñamos con el cambio.
- Por otro lado, está el poder como asociación. Este va más allá de un solo individuo y permite que el cambio sea conocido e implantado sin limitación. Podemos incluir como ejemplo los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Acuerdo de París. Como estos cambios encontramos muchísimos más concretos en cuanto a agricultura, ganadería, transporte, industria…. comprometiéndose a alcanzar las emisiones cero para 2050.

Todavía nos falta mucho para llegar a donde queremos estar y por ello se necesita que todos nosotros queramos cambio.
Ya conocemos las causas del problema y las soluciones que se han dado, pero seguro queréis saber cómo podéis ayudar sin clasificaros en buenas o malas maneras.
Quienes podrán llevar el peso de este cambio serán los soñadores, en ellos encontramos el querer transformar la realidad actual. Aquí podemos incluir tanto a los individuos independientes como a los que apoyan la acción en conjunto, a los más creyentes y a los menos, a los más activos y los que no ven la razón de ello. Porque la unión de estos va más allá de un objetivo único como es el cambio climático: estos esperan del futuro una nueva realidad donde contemplar sus sueños.
Quiero que penséis en qué creéis que deberíais hacer. No tiene por qué ser algo a gran escala, primero debemos cambiar nuestra propia huella de carbono para poder influir e inspirar, haciendo conocer y educando a los demás sobre estos temas. Pequeños cambios a gran escala por miles de millones de personas producirán el cambio que nos permitirá, no simplemente mejorar, sino mantener nuestro estilo de vida con un desarrollo sostenible.
Personalmente no creo que se deba ser activista para mejorar la situación climática: con querer alcanzar un futuro con sueños es suficiente para ayudar en la situación ambiental actual. Los soñadores ya somos activistas, alcancemos nuestros sueños.