Alimentación sostenible

¿Poner en valor el consumo de objetos de segunda mano reduciría la ideología consumista?

Lucía de las Heras

Una pancarta en medio de una manifestación, con la inscripción “you will die of old age and we’ll die of climate change”, llama a los jóvenes a tomar acción. El cambio climático arrasa el mundo en el que habitamos, las temperaturas suben cada vez más rápido, el incesante crecimiento del consumo de bienes reduce la biodiversidad y mensajes que exigen que alguien haga algo invaden las calles.

Es muy sencillo decir que el medioambiente te preocupa, pero ante la gravedad del asunto, las palabras no bastan. Si quieres descubrir una nueva forma de cuidar tu planeta, en este artículo te presentamos una: la economía circular.

Desde sus inicios, el ser humano ha desarrollado su economía basándose en una producción lineal: se fabrica lo que se va a consumir y los restos se desechan.

El problema es que, a diferencia de antes, las personas no solo consumimos para satisfacer nuestras necesidades vitales (como comer, dormir o cuidar nuestra salud y seguridad). Estas son las primeras que satisfacemos según la pirámide de Maslow, una representación gráfica que distribuye las necesidades según su grado de importancia en la conducta humana, pero las hemos superado y ahora nuestro consumo está en manos del deseo de nuestras conciencias.

Esto ha provocado que la producción de bienes aumente, porque cada día se demandan más productos. El exceso de tanta producción genera componentes contaminantes que deterioran nuestra atmósfera.

Por ejemplo, muchas fábricas multinacionales emiten grandes cantidades de CO2 (dióxido de carbono) y CFCs (clorofluorocarbonos), compuestos químicos que dañan la capa de ozono y propician el calentamiento global. Por otra parte, cuando la vida útil del producto termina, nos deshacemos de él produciendo cantidades descomunales de basura inutilizable. Cada año se recolecta una cantidad estimada de 11.200 millones de toneladas de residuos en todo el mundo.

El modelo de producción que estamos acostumbrados a usar es un peligro a largo plazo que agota los recursos naturales de los que disponemos. 

La pregunta que muchos se plantean es: ¿qué podemos hacer nosotros para reducir este impacto perjudicial? La respuesta parece clara y concisa: reducir el consumo.

Sin embargo, esta cadena de extracción-producción-compra-desecho se ha convertido en una rutina para muchos. Y es bastante difícil salir de una rutina que está influenciada por la publicidad, siempre incitándonos a comprar y gastar más, generándonos necesidades que antes no teníamos.

Los anuncios que nos rodean buscan el beneficio exclusivo de las empresas productoras, en cambio, a los consumidores nos hacen creer que realmente necesitamos adquirir algo nuevo desconociendo su origen y cómo ha sido fabricado. Así, nuestra sociedad es un grupo caprichoso e inconsciente en cuanto a los perjuicios que conlleva cada compra.

El primer paso que todos podemos hacer ante esta situación es comenzar a consumir objetos basados en una economía circular. Este tipo de economía, inspirada en el ciclo que sigue la naturaleza, consiste en que un producto forme parte de una cadena de uso para alargar su vida útil y reducir la cantidad de residuos.

Gran parte del problema de la economía lineal radica en que cada departamento del proceso piensa exclusivamente en el beneficio que obtiene cada uno. Por el contrario, en la economía circular se tienen en cuenta las demás estaciones por las que nuestro producto deberá pasar: la reparación, la reutilización y el reciclaje.

Muchos emprendedores han visto aquí una posible solución al problema que nos presenta la ideología consumista actual, y se han lanzado a la piscina con empresas innovadoras basadas en la venta de productos de segunda mano. Alguno de los ejemplos más reconocibles y con resultados óptimos sin negocios dedicados a la industria textil, como Wallapop, Vinted o Humana.

Estos comercios acumulan los datos más relevantes en cuanto a la reducción de emisión de contaminación y abuso de extracción. Este notable avance destaca porque la industria textil es una de las más contaminantes del planeta por la inmensa cantidad de materias primas requeridas y los residuos que se generan. Con iniciativas como las citadas se protege al medio ambiente, se promueve el consumo responsable y se convierte el #modasostenible en un trend viral.

Pero no hace falta irnos muy lejos, el mundo de la venta de segunda mano no acaba aquí porque la tendencia ha ido creciendo por más sectores de producción. En este sentido, una app recién patrocinada en televisión es la de Too Good To Go, que reduce el desperdicio de alimentos de grandes franquicias. En 2021 se salvaron un 90% de los packs de comida que iban a ser tirados a la basura.

Seguramente también que habéis oído hablar de ACCEDE, un programa escolar que anima a los estudiantes a prestar sus libros a los pequeños que van a subir de curso, con el objetivo de facilitar los libros de texto y material curricular a los alumnos de Educación Primaria y Educación Secundaria.

Los beneficios que generan empresas que respetan la economía circular no están idealizados, son objetivos y reales. El pasado 15 de junio de 2022, El País publicó un artículo titulado: “El mercado de segunda mano ahorró tanto CO₂ como dejar a Madrid sin tráfico durante siete meses”.

No consumir tanto, sino consumir mejor.

La reducción de los costes de producción de los fabricantes y el ahorro energético que supone reciclar determinadas piezas conlleva una disminución del precio de venta, lo que también beneficia a los consumidores. Y al contribuir a la causa comprando en este tipo de empresas, que velan por nuestra salud y el cuidado de nuestro planeta, tenemos por delante una oportunidad estupenda para aprender cómo hacer un consumo responsable.

Desde mi experiencia personal me gustaría recomendar plenamente este tipo de comercios, que tienen en cuenta la importancia de dejar el mundo en condiciones para los que están por venir. Se pueden lograr grandes cambios con pequeños gestos porque, como dicta la teoría del “efecto mariposa”, si todos lo hacemos juntos podemos acumular una fuerza colosal, una fuerza destinada a mejorar nuestro planeta.

Una vez te informas de la situación y contribuyes a la causa mediante la colaboración con estas empresas que respetan la economía circular, algo nuevo aprendes. Y la educación es uno de los pilares del desarrollo sostenible.

Sobre el autor

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Desde pequeña me ha apasionado participar en pequeños proyectos. ¿Qué hay mejor que formar parte de esta publicación para, con un pequeño gesto, generar un gran cambio? Tengo 17 años y ganas de cambiar el mundo.
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