Soraya Benítez Caracuel
Cerca de tres millones de personas se vieron afectadas por el huracán ETA el 31 de octubre de 2020, que duró hasta el 14 de noviembre de 2020, en uno de los peores desastres climáticos en las últimas dos décadas y que han tenido lugar en Centroamérica y en el sur de México.
Ante estos desastres podemos encontrar miles de personas viviendo en carpas, suelos sin asfaltar, con escasez de agua, sin desagües ni hospitales o escuelas cerca. Estos no son lugares donde puedan desarrollar con comodidad una vida digna y con futuro. Sin embargo, vemos con preocupación cómo este tipo de asentamientos se empiezan a expandir por todo el planeta como una alternativa de vida y cómo aumentan también en tamaño, como es el caso del campo de refugiados de Kutupalong en Bangladesh, donde malviven y sobreviven 800.000 personas.
Son muchos los efectos del cambio climático que pueden llevar a problemas y situaciones muy difíciles, como lo son el desplazamiento, la complicación de las condiciones de vida, o el impedimento definitivo de que personas desplazadas vuelvan a su lugar de origen.
Los medios de vida están en riesgo
El ganado y los cultivos luchan por sobrevivir en lugares donde las condiciones se tornan cada vez más áridas, o bien, cada vez más frías y húmedas. Los peligros que causan la creciente intensidad y frecuencia de eventos climáticos extremos son lluvias inusualmente fuertes, sequías prolongadas, desertificación, degradación ambiental, ciclones o aumento del nivel del mar, entre otras.
Las consecuencias evidencian la escasez de recursos naturales y todo lo que ello conlleva. Cada año más de 20 millones de personas deben abandonar su hogar y trasladarse a otros puntos de su propio país u otro, sin nada y sin saber a dónde ir en la mayoría de los casos.
Pero estos movimientos, “migraciones climáticas” son desconocidos o no interesan, por lo que la mayoría de la población no está muy preocupada. No se identifica, como es el caso de otros fenómenos ya conocidos como las migraciones económicas: aquellas de gente que huye de la pobreza.
La población debe entender que el caso de las migraciones climáticas, esas personas también huyen de la pobreza porque su zona ha quedado destruida y están en la ruina.
Las migraciones en España
La cifra de refugiados en el mundo supera los 84 millones en el 2021. La población extranjera residente en España a enero de 2021 ascendía a 5.375.917 millones de personas. No somos conscientes de la cantidad de personas que abandonan sus pueblos, ciudades o países a lo largo de un solo año, y cada vez la cifra va aumentando.
España no es el país con más refugiados climáticos, ya que Turquía sigue siendo el número uno con casi 4 millones de refugiados y demandantes de asilo. Aun así, es muy preocupante para el mundo y es una situación difícil de controlar, pero no es demasiado tarde.
En ese contexto, el cambio climático multiplica las amenazas, exacerbar tensiones existentes, aviva la xenofobia o el racismo, y acrecenta posibles conflictos étnicos por el descontento de la población. Ante esto, uno de los objetivos de ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) del 2022 al 2025 es mejorar la resiliencia de las personas refugiadas, desplazadas internas y apátridas, así como de quienes las acogen, ante los riesgos relacionados con el clima y otros riesgos medioambientales. También fortalecer la preparación, la acción anticipada y la respuesta para apoyar la protección y las soluciones para las personas desplazadas y quienes las acogen en situaciones de desastre.

Para terminar me gustaría añadir que el 90% de la gente que emigra de zonas de catástrofes climáticas, no emigra porque quieran sino porque tienen que hacerlo para sobrevivir. Además, no emigran generalmente a países lejanos sino a países vecinos o incluso a otras zonas de su propio país, porque la gran mayoría no puede permitirse ir a otros países donde la economía o el nivel de vida sea mucho mayor porque no tienen suficiente dinero para comenzar.
En todo caso, debemos acudir nosotros para ayudarles en todo lo posible, porque el problema lo hemos causado entre todos y tenemos que asumir las consecuencias de nuestros actos. ¡Juntos hacemos un mundo mejor!