El Club dels Aventurers - Barcelona, Barcelona

Héctor P.

Como 20 minutos para servir 3 bocadillos fríos (porque aunque salgan bocadillos calientes no los hacían) y bebidas... El precio desorbitado y menos mal del descuento de socios del parque, la calidad dudosa, la atención deja que desear.

Matias C.

No nos atendían y tuvimos que pedirles. Tuvimos que limpiarnos la mesa nosotros. Nos trajeron la comida sin la bebida ni los cubiertos. La comida fría. Nos tuvimos que levantar tres veces a pedirles que nos para ir a buscar los cubiertos. La impunidad se ser los únicos.

miguel O.

Le han cambiado el nombre pero es una basura de comida.

No entiendo cómo se puede hacer tan mal. Pésimo en todos los aspectos.

28€ por un plato combinado y un bocadillo de bacon crudo con queso frío

Carta pésimamente diseñada (cerdo por todos sitios y croquetas de Nando Juany😂😂😂. No hay por donde cogerlo.

Estafa

David S.

Subimos al Tibidabo caminando y paramos a comer aquí, ya que era el único restaurante fuera del parque (había aforo completo). Tienen una variedad de tapas, ensaladas, bocadillos, y demás, así que en general debería haber algo para todo el mundo. El zumo de naranja parecía popular. La calidad correcta. El precio bien para donde está (23€ por patatas + 2 bocatas + 2 bebidas). Había una cola organizada en el puesto de fuera que avanzaba a un ritmo correcto y luego nos pudimos sentar dentro. Me hubiera gustado que hicieran distinción entre bocatas fríos y calientes, ya que pedí uno pensando que sería caliente y era frío. La decoración interior muy chula y en línea con la temática aventura.

Oibur

Bravo al chef que tuvo el coraje de servir estas patatas bravas. Crudas, frías y con la textura de una esponja triste, estas patatas parecían más bien una declaración de principios: ‘Aquí se sirve valentía, no calidad’. Una auténtica hazaña de cocina, digna de alguien que se atreve a desafiar la ley de lo comestible.

Y si las patatas fueron un acto de osadía, la hamburguesa fue una declaración de guerra a las expectativas. Con apenas un suspiro de carne y un pan que parecía tener más aire que sustancia, el plato parecía una obra de arte minimalista. No se trataba de llenarte, sino de recordarte que el hambre es relativa.

En resumen: un lugar donde la valentía del chef es el plato fuerte, aunque quizá salgas buscando otro restaurante… y algo de comer.

Paprika E.

La primera vez fui, nos sentamos en una mesa (tres personas), tardaron casi 20 minutos en atendernos y nada. Llamo a un camarero: "no lo siento no es mi sector, debes a mi compañero" respondió. Nos fuimos.
La segunda vez que fui (dos personas) esperamos 20 minutos, nadie nos atendió y estábamos AL LADO DE LA PUERTA!
Nos fuimos otra vez sin consumir nada. Además, sucio todo.
Resumen: malo. Sin atención, pésimo, la calidad de las cosas no lo se porque nunca las pude probar, y muy sucio.. la carta pegoteada al tacto como de hace tiempo que no se le pasa un poco de agua y jabón!
No pienso volver. Prefiero comprarme un helado en el quiosco de arriba al monasterio.

Dia D.

Comida rápida, fría y mala. Bravas que saben raro y salsas de sabor extraño. Encima super caro todo. El supervisor me dijo que hacen las patatas por la mañana, por tanto, te las comes como mucho recalentadas.

Felix C.

La atención de los trabajadores es lo único que salva a este centro. Se esfuerzan en justificar una carta cara y unos platos exiguos los bocadillos se componen de una loncha de carne en pan congelado. La cerveza sin espuma parece caldo de pollo. Ni a burguesas, ni huevos, ni otros alimentos básicos en la carta que ofrecen y refieren que a las 14:00 del segundo domingo abierto no ha habido previsión. Mi primera reseña, en Internet y es para gritar DESASTRE